jueves, octubre 26, 2006

Investigación en Medicina Complementaria II


¿Existe una postura favorable a la investigación en medicina complementaria?

En el capítulo I de esta pequeña -y muy personal- serie sobre investigación en medicina complementaria decía que los fondos dedicados son bastante exiguos. Eso puede ser un problema que se va a ir resolviendo en el tiempo, a medida que las instituciones empiecen a pensar en la medicina complementaria como un aporte válido o, al menos, como un grupo de terapias que la gente ya está utilizando, con o sin investigación... y es que la mayoría de los pacientes no hacen investigación ni leen papers. La idea ahora es revisar si entre las instituciones -y quienes las componen- existe al menos una postura favorable a las medicinas complementarias. En un artículo recientemente publicado en el American Journal of Clinical Hypnosis (Am J Clin Hypn 49:1, Jul 2006), titulado "Qué sabemos y Cuándo lo sabemos: Investigación en Hipnosis, Revisiones Cochrane, y Medicina Basada en Evidencia" (obviamente el título original es en inglés), su autor, Daniel Sheryl, indica que la investigación en hipnosis debe, además de las trabas obvias de toda investigación sobre seres humanos, sobrepasar un handicap particular. Se debe responder al escepticismo acerca de lo que es la hipnosis, e incluso en ese punto no hay acuerdo entre médicos y científicos, algunos de los cuales incluso niegan la existencia de la hipnosis. Esto lleva a que si los estudios no tienen un diseño especialmente enfocado a demostrar que es efectivamente la hipnosis la que genera determinados efectos, van a aparecer voces, y muchas, que van a dudar de los resultados, de la hipnosis en sí misma. Y van a adjudicar los cambios al placebo, a una simple sugestión, a factores o variables no controladas, y etcétera. Es decir, si un estudio es sobre medicina complementaria, debe tener más cuidado en el diseño que cualquier otro, pues tendrá más ojos críticos revisándolo. Ted Kaptchuk, médico chino y occidental, además de profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard señala en su libro "Medicina china. Una trama sin tejedor" (ed. La Liebre de Marzo, 2001) que las terapias complementarias pueden ser analizadas por la ciencia y el método científico en sus resultados, pero no en su lógica. En los resultados se engloba la seguridad, la eficacia, la rapidez y durabilidad de éstos. Mientras que la lógica es simplemente el porqué se hace esto o aquello, y muchas veces también qué es lo que produce un efecto determinado. Otra dificultad: cómo se explica que efectivamente funciona si no se puede explicar porqué o qué lo hace funcionar. Finalmente, muchas instituciones actualmente dedican páginas y esfuerzos a explicar la ayuda que puede prestar la medicina complementaria y las precauciones que se deben tomar al recurrir a ella. Una de estas instituciones, la Arthritis Foundation, dedica muchas páginas en su sitio web (www.arthritis.org), y en ellas hay una sombra permanente de duda respecto a la utilidad de la medicina complementaria. Creo que esta página merece un artículo por sí misma, como sucede con muchas otras, pero por ahora, basta dar un ejemplo acerca del campo que esta fundación asigna a la medicina complementaria. Según una de sus páginas, la medicina complementaria no puede: a) tratar la mayoría de las enfermedades agudas b) reemplazar tratamientos médicos probados y c) 'curar' (así, entre comillas) enfermedades crónicas. Es decir, no cura lo crónico y no sirve para lo agudo. Es decir, queda fuera hasta el tratamiento de los síntomas de dolor muscular o del resfriado!!! En su favor puedo decir que concuerdo absolutamente con la segunda afirmación... hasta que aparezca una terapia que sea más rápida, efectiva y quizás menos invasiva o con menos efectos secundarios. Si me pongo a pensar, creo que el caso existe... el 'Influenzinum C200' usado en homeopatía. ¿Será?

miércoles, octubre 25, 2006

Investigación en Medicina Complementaria I


Investigación en medicina complementaria I

La investigación que se desarrolla en el ámbito de la medicina complementaria es un tema muy amplio, y por lo mismo, se puede argumentar y contraargumentar largamente sobre él. Este es sólo el primer capítulo de varios. Alguna vez, un médico con cargo en el Ministerio de Salud (permítanme obviar su nombre) me preguntó con un tono un tanto despectivo si yo había hecho alguna investigación en medicina complementaria, y específicamente sobre Reiki. Me dijo, a continuación, que obviamente, él había hecho y participado en muchas investigaciones. Mi respuesta fue bastante simple. Si, he hecho investigación, he hecho análisis de casos tanto de medicina complementaria como específicamente de Reiki, algunos con resultados bastante impresionantes. Luego de esto, le pregunté al doctor acerca del financiamiento que habían tenido los estudios realizados por él. La respuesta fue la esperada, había tenido financiamiento de la Universidad de Chile, del Ministerio, de Conicyt y de organismos extranjeros, que creo que pueden ser del tipo Organización Mundial de la Salud, el NIH norteamericano y algunas fundaciones. El problema es que yo y cualquier especialista en medicina complementaria que tenga intenciones de hacer investigación seria, rigurosa y publicable, no tiene acceso a financiamiento universitario, ministerial, estatal o, peor aún, del extranjero. Yo soy profesor universitario y la verdad, no sé si tengo la posibilidad de postular a Conicyt con mis proyectos de investigación en medicina complementaria. Y por otra parte, son pocos los médicos que tienen interés y conocimientos como para guiar una investigación sobre medicina complementaria. El resultado es que a nivel mundial sólo un 7 por ciento -aproximadamente- de los fondos que se dedican a investigación en salud se destinan a temas que tengan alguna relación con medicina complementaria. Mayoritariamente en temas relacionados con las interacciones de productos específicos con procedimientos convencionales o con medicamentos. Un segundo foco de interés es la investigación sobre hierbas, plantas y otros, cuya finalidad es aislar principios activos que puedan transformarse en un futuro en medicamentos útiles. Ambos focos de investigación y financiamiento son útiles y positivos, pero también reflejan que inlcluso dentro de ese 7 por ciento de financiamiento, la investigación de métodos, seguridad y efectividad de procedimientos y otros relativos al funcionamiento propio de una medicina complementaria no cuentan con financiamiento. Se exige investigación, pero no se financia. Al final, si, he hecho investigación, he documentado experiencias. Pero el esfuerzo financiero de todo esto ha salido de mi bolsillo. Y eso significa una desventaja enorme respecto a la medicina alopática convencional. Nuestras muestras son menores, los plazos de estudio, menores, y el impacto, también menor. Aún así, el campo de las medicinas complementarias está generando un flujo aproximado de 1.500 papers y artículos anuales en revistas ISI, indexadas y de alto prestigio. Además, circulan muchas otras revistas serias, con revisión por pares, avaladas por universidades u organismos serios que publican, indexan y revisan sin haber sido aceptadas aún por Thompson Scientific para ser incluidas en el listado ISI. Así las cosas, se puede afirmar que si hay un volumen de investigación y desarrollo en medicina complementaria. Pero también se debe saber que no hay igualdad de condiciones con el resto de autores que publican e investigan sobre materias convencionales.

martes, octubre 24, 2006

Entender los límites


Entender los límites

A veces, sobre todo al momento de atender a algunos pacientes, me hago consciente de los límites que todos tenemos.
Está bien que trabajando en salud, en la salud de los demás, queremos mejorar todo a y a todos, queremos suponer que somos casi omnipotentes. Y aunque no lo creamos, seguimos siendo simples humanos, limitados y pequeños.
Hay pacientes cuyas dolencias no remiten, se niegan a ceder, y nos muestran que no podemos con todo. Y es precisamente esa conciencia la que nos genera la sana alegría de ver a un paciente que se recupera. No podemos percibir el bien sin saber del mal.
Y si se le da una vuelta más al tema, me doy cuenta de que la medicina complementaria y su inclusión dentro del sistema de salud y la mente de las personas pasa, necesariamente, por entender los límites de cada uno.
La medicina complementaria debe empezar a entender que con una terapia cualquiera pero concreta no se pueden tratar todas las patologías, aunque se tenga buenos resultados en algunas y resultados esporádicos en otras. Debe cada una centrarse en aquellos problemas en que es buena, y de ellos, aquellos en que es claramente más eficiente que otras posibilidades.
Así, si me duele la cabeza, puedo recurrir a acupuntura o digitopuntura; si tengo una irritación de garganta, el tratamiento que me asegura eficiencia es con fitoterapia; y si tengo apendicitis, la solución está en el bisturí de un buen cirujano alopático.
Y es que nunca ha sido muy práctico tratar de poner un clavo con un destornillador. A cada problema, una solución específica y eficiente.
Y en esto, la medicina alopática también debe reconocer sus límites
Eso pasa por dejar de pensar en la medicina complementaria como una serie de técnicas útiles para molestias muy menores, y apenas más eficiente que el placebo. Las medicinas complementarias sirven para mucho más que eso... y hay investigación para comprobarlo.
También debe la medicina alopática reconocer sus propios límites y comenzar a señalar aquellos problemas y patologías para los que no tiene solución.
Dar un analgésico no es igual a dar una solución. En muchos caso, la solución tampoco está en antiinflamatorios, antidepresivos, estabilizadores del ánimo u otros muchos fármacos. Habría que utilizar los fármacos para reducir la sintomatología mientras, en paralelo, se sigue un tratamiento orientado a la curación.
Límites de la alopatía; límites de la homeopatía; límites del Reiki; límites de la medicina tradicional china, y también límtes de tratamiento; límites de seguridad; límites de eficacia.
El día que los reconozcamos y aceptemos de buena gana, tendremos más pacientes recuperados y más especialistas contentos con el trabajo que realizan.

lunes, octubre 23, 2006

La dignidad del terapeuta

Hacer terapias gratuitas

Hoy, junto a un grupo de alumnos y amigos hicimos lo que nosotros llamamos "Reiki en Grupo". Es decir, dedicar una tarde o al menos unas cuantas horas a dar terapia de Reiki a aquellos que lo necesitan o que simplemente quieren conocerlo.
Es una terapia que, como su nombre lo indica, se hace en forma grupal, y que busca recibir a muchas personas en poco tiempo. Sirve para que los terapeutas practiquen esta forma de Reiki que muchas veces en sus entornos habituales no se hace posible y, también, regalar Reiki a todo el que lo quiera.
Invitamos gente, elegimos un día, un lugar agradable y hacemos Reiki.
Pero lo más importante es que lo hacemos gratis.
Y es que, siempre es bueno mostrar que esto no es un asunto de dinero. Se puede vivir de las terapias, pero también hay que tener en cuenta la realidad de cada paciente. Cuánto se les cobra y cuándo se puede o se debe hacer gratuitamente.
En todos los casos, lo más importante es el Reiki, la terapia. Y luego, la dignidad, tanto de pacientes como de terapeutas.
El problema es que también hay personas que no saben deletrear "D-I-G-N-I-D-A-D". ¡Y son sólo tres sílabas!
Dignidad es cobrar cuando se nos pide trabajo, cuando se nos impone un entorno o un grupo de pacientes.
Dignidad, es dejarnos decidir en esos entornos.
Dignidad es pensar que podemos vivir de las terapias sin necesidad de que las personas piensen que en horarios "útiles" hacemos otras cosas.
Dignidad es saber que si trabajamos en un lugar en que a todos se les paga y reconoce... tenemos derecho a esperar exactamente lo mismo.
Dignidad es como tratar a colegas, pacientes y personas.
Y también exigir reciprocidad.
¡Pidamos a los demás que se nos considere como profesionales si hemos estudiado para serlo!

domingo, octubre 22, 2006

Muchos nombres para la salud


Muchos nombres para la salud

Quiero comenzar este blog hablando de los múltiples nombres con que se ha llamado a la medicina que no forma parte de las escuelas universitarias, los centros de salud o las leyes de los más variados países.
Se la llama integrativa, alternativa, complementaria, tradicional, holística... y la lista sigue.
Sin embargo, estamos metiendo en una misma bolsa a muchas formas de acercarse a la salud, a las terapias y tratamientos y, sobre todo, a los pacientes.
Se ha llamado "medicina integrativa" a un intento de relacionar y hacer funcionar en conjunto a las medicinas convencionales con las que no lo son. Sin embargo, en la medida en que tanto el nombre como el intento de vincularlas ha provenido de los médicos, ha derivado muchas veces en un intento de hacer que lo que no es científico lo sea, o al menos lo parezca. Someter todo a pruebas de doble ciego con control de placebo, a investigación científica en todos sus estadios, a una metodología y un fundamento basado en evidencia no es la solución. O al menos no puede ser la solución definitiva.
¿Qué pasaría si, desde la otra acera, a la medicina convencional se le exigiera ser holística?
Un segundo nombre, más conocido por el público que el anterior, es el de "medicina alternativa". Pero hablar de alternativas implica hablar de elección y también de exclusión. Las personas, en este formato, eligen una opción y descartan las restantes. Eso no parece válido, sobre todo en enfermedades con riesgo vital, en las degenerativas y en las crónicas. La lógica es que los pacientes -personas- busquen y prueben todas las opciones de mejoría que se les presenten de manera seria y lógica.
Además, en los diversos comentarios que se escucha en defensa u oposición a la medicina alternativa, el único reclamo son las posibilidades de intoxicación, interacciones medicamentosas y sobredosis. Nadie se da cuenta de que cualquier medicamento e incluso muchos alimentos presentan los mismos riesgos, y no son considerados como alternativos. La posibilidad de intoxicación se vence mejorando la manufactura y los controles sanitarios; las interacciones se resuelven con investigación y prescripción especializada; y el riesgo de sobredosis se evita prescribiendo dosificaciones adecuadas. Al final, se trata de que, quien sepa prescriba, y quien no, calle o derive. Pero los médicos no han estudiado fitofarmacología ni terapias complementaria y ¿estarán dispuestos a asumir que ese no es su campo de prescripción?
Al final, creo que la medicina no puede basarse en teorías de exclusión de alternativas o por alternativas, sino en inclusión. Y si sabemos que los riesgos son puntuales y controlables, dediquemos esfuerzos a lograrlo. Así, no existe la medicina alternativa.
El tercer nombre, el de "medicina complementaria" es casi un antónimo del anterior, pues su nombre ya indica la posibilidad de complementar y usar en conjunto diversas opciones. Eso es lo que hace la gente, los pacientes, y los especialistas debieramos aprender de ellos, o al menos satisfacer sus demandas, relagando muchas veces nuestros propios egos.
Un paciente que recurre a medicina convencional para una patología, y que además consume medicina herbaria -fitoterapia-, recibe sesiones de Reiki y es tratado con acupuntura, tiene un mayor y mejor probabilidad de recuperarse. El problema es que cuando esto se produce, el médico agradece a su ciencia, el herbolario a sus hierbas, el terapeuta de Reiki a la energía y el médico chino a sus agujas... y nadie se da cuenta de que al paciente no le importa qué fue lo que lo curó, -asume que fue la suma de todo- y lo que agradece es estar sano.
La "medicina tradicional" es simplemente aquella que cuenta con una tradición, sea ésta de origen étnico, social, cultural o cualquier otro. Normalmente son sistemas completos de explicación, filosofía y tratamiento en salud, pero es obvio que no son sinónimas o equivalentes a las anteriores. Simplemente son tradicionales.
Y al final, la llamada "medicina holística". Holístico tiene que ver con sagrado o divino, y siempre me ha hecho pensar en aquello que no se puede probar más allá de la constatación de su existencia o, en este caso, de sus resultados. Una parte de mi mente (la que es científica) se rebela contra esto. Pero al final, por una parte, son pocos los que están en condiciones de definir "holístico", y los que pueden, dicen que se trata de la medicina que no disocia la mente del cuerpo y trata al paciente de forma integral.
Y nuevamente, eso no es sinónimo de complementario, de tradicional, de integrativo ni de alternativo. Hay grandes áreas de estas medicinas, como la homeopatía o el Feldenkrais que por definición no son holísticos, sino focales.
Al final, me quedo con la definición de "medicina complementaria", más incluyente y beneficiosa para los pacientes -que cuentan con múltiples opciones ante una enfermedad-, y también para los especialistas -que con esto tenemos cierta certeza de que podemos derivar a otros las patologías que con nuestro saber no remiten y siguen alterando la vida de nuestros pacientes.