Investigación en Medicina Complementaria I

Investigación en medicina complementaria I
La investigación que se desarrolla en el ámbito de la medicina complementaria es un tema muy amplio, y por lo mismo, se puede argumentar y contraargumentar largamente sobre él. Este es sólo el primer capítulo de varios. Alguna vez, un médico con cargo en el Ministerio de Salud (permítanme obviar su nombre) me preguntó con un tono un tanto despectivo si yo había hecho alguna investigación en medicina complementaria, y específicamente sobre Reiki. Me dijo, a continuación, que obviamente, él había hecho y participado en muchas investigaciones. Mi respuesta fue bastante simple. Si, he hecho investigación, he hecho análisis de casos tanto de medicina complementaria como específicamente de Reiki, algunos con resultados bastante impresionantes. Luego de esto, le pregunté al doctor acerca del financiamiento que habían tenido los estudios realizados por él. La respuesta fue la esperada, había tenido financiamiento de la Universidad de Chile, del Ministerio, de Conicyt y de organismos extranjeros, que creo que pueden ser del tipo Organización Mundial de la Salud, el NIH norteamericano y algunas fundaciones. El problema es que yo y cualquier especialista en medicina complementaria que tenga intenciones de hacer investigación seria, rigurosa y publicable, no tiene acceso a financiamiento universitario, ministerial, estatal o, peor aún, del extranjero. Yo soy profesor universitario y la verdad, no sé si tengo la posibilidad de postular a Conicyt con mis proyectos de investigación en medicina complementaria. Y por otra parte, son pocos los médicos que tienen interés y conocimientos como para guiar una investigación sobre medicina complementaria. El resultado es que a nivel mundial sólo un 7 por ciento -aproximadamente- de los fondos que se dedican a investigación en salud se destinan a temas que tengan alguna relación con medicina complementaria. Mayoritariamente en temas relacionados con las interacciones de productos específicos con procedimientos convencionales o con medicamentos. Un segundo foco de interés es la investigación sobre hierbas, plantas y otros, cuya finalidad es aislar principios activos que puedan transformarse en un futuro en medicamentos útiles. Ambos focos de investigación y financiamiento son útiles y positivos, pero también reflejan que inlcluso dentro de ese 7 por ciento de financiamiento, la investigación de métodos, seguridad y efectividad de procedimientos y otros relativos al funcionamiento propio de una medicina complementaria no cuentan con financiamiento. Se exige investigación, pero no se financia. Al final, si, he hecho investigación, he documentado experiencias. Pero el esfuerzo financiero de todo esto ha salido de mi bolsillo. Y eso significa una desventaja enorme respecto a la medicina alopática convencional. Nuestras muestras son menores, los plazos de estudio, menores, y el impacto, también menor. Aún así, el campo de las medicinas complementarias está generando un flujo aproximado de 1.500 papers y artículos anuales en revistas ISI, indexadas y de alto prestigio. Además, circulan muchas otras revistas serias, con revisión por pares, avaladas por universidades u organismos serios que publican, indexan y revisan sin haber sido aceptadas aún por Thompson Scientific para ser incluidas en el listado ISI. Así las cosas, se puede afirmar que si hay un volumen de investigación y desarrollo en medicina complementaria. Pero también se debe saber que no hay igualdad de condiciones con el resto de autores que publican e investigan sobre materias convencionales.
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