martes, octubre 24, 2006

Entender los límites


Entender los límites

A veces, sobre todo al momento de atender a algunos pacientes, me hago consciente de los límites que todos tenemos.
Está bien que trabajando en salud, en la salud de los demás, queremos mejorar todo a y a todos, queremos suponer que somos casi omnipotentes. Y aunque no lo creamos, seguimos siendo simples humanos, limitados y pequeños.
Hay pacientes cuyas dolencias no remiten, se niegan a ceder, y nos muestran que no podemos con todo. Y es precisamente esa conciencia la que nos genera la sana alegría de ver a un paciente que se recupera. No podemos percibir el bien sin saber del mal.
Y si se le da una vuelta más al tema, me doy cuenta de que la medicina complementaria y su inclusión dentro del sistema de salud y la mente de las personas pasa, necesariamente, por entender los límites de cada uno.
La medicina complementaria debe empezar a entender que con una terapia cualquiera pero concreta no se pueden tratar todas las patologías, aunque se tenga buenos resultados en algunas y resultados esporádicos en otras. Debe cada una centrarse en aquellos problemas en que es buena, y de ellos, aquellos en que es claramente más eficiente que otras posibilidades.
Así, si me duele la cabeza, puedo recurrir a acupuntura o digitopuntura; si tengo una irritación de garganta, el tratamiento que me asegura eficiencia es con fitoterapia; y si tengo apendicitis, la solución está en el bisturí de un buen cirujano alopático.
Y es que nunca ha sido muy práctico tratar de poner un clavo con un destornillador. A cada problema, una solución específica y eficiente.
Y en esto, la medicina alopática también debe reconocer sus límites
Eso pasa por dejar de pensar en la medicina complementaria como una serie de técnicas útiles para molestias muy menores, y apenas más eficiente que el placebo. Las medicinas complementarias sirven para mucho más que eso... y hay investigación para comprobarlo.
También debe la medicina alopática reconocer sus propios límites y comenzar a señalar aquellos problemas y patologías para los que no tiene solución.
Dar un analgésico no es igual a dar una solución. En muchos caso, la solución tampoco está en antiinflamatorios, antidepresivos, estabilizadores del ánimo u otros muchos fármacos. Habría que utilizar los fármacos para reducir la sintomatología mientras, en paralelo, se sigue un tratamiento orientado a la curación.
Límites de la alopatía; límites de la homeopatía; límites del Reiki; límites de la medicina tradicional china, y también límtes de tratamiento; límites de seguridad; límites de eficacia.
El día que los reconozcamos y aceptemos de buena gana, tendremos más pacientes recuperados y más especialistas contentos con el trabajo que realizan.